lunes, 28 de mayo de 2012

SIN MARCHA ATRÁS

En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto. - Éxodo 16:6 La primera vez que la vi, me enamoré, era hermosa, elegante, limpia, radiante; en cuanto divisé la “berlina Ford Thunderbird 1962” en el estacionamiento de automóviles usados, su brillante exterior y su mortífero interior me atrajeron. Sabía que era el coche para mí; así que, me despojé de 800 dólares y compré mi primer auto. Pero dentro de mi apreciada posesión acechaba un problema. Pocos meses después de comprar mi auto, repentinamente empezó a mostrarse raro en cuanto a la dirección en que podía conducirlo, me dejaba avanzar, pero no podía retroceder; ¡No tenía marcha atrás! Aunque no tener marcha atrás es un problema para un automóvil, a veces, es bueno que nosotros nos parezcamos un poco a mi viejo T-Bird. Es necesario que sigamos avanzando, sin posibilidad de poner la vida marcha atrás. En nuestro andar con Cristo debemos negarnos a retroceder, Pablo lo dijo con sencillez: «… prosigo a la meta…» Filipenses 3:14. Quizá el pueblo de Israel podría haber usado la caja de cambios de mi T-Bird. En Éxodo 16, leemos que corrían peligro de poner la vida marcha atrás. A pesar de los numerosos milagros que Dios había hecho, anhelaban volver a Egipto y no confiaban en que Dios podía guiarlos para seguir adelante. Es necesario que nos mantengamos avanzando en nuestro andar con Cristo, ¡No retrocedamos; miremos hacia delante; sigamos adelante!!

¿Acceder ó no acceder?


El pecado esta a la orden del día, y es una realidad con la que tenemos que aprender a vivir, no es que un día nos vamos a levantar y las opciones de pecado vayan a desaparecer, ¡No! Porque mientras el Señor no viene por nosotros seguiremos en una constante lucha entre el deseo de pecar y la voluntad de agradar a Dios evitando caer en el pecado.
A veces parecerá que las tentaciones se ponen enfrente de nosotros de toda clase, de todos colores y sabores, y es allí en donde realmente demostraremos de que está hecha nuestra voluntad de ser fieles a Dios.
La Biblia dice:
“Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo. Al contrario, cuando somos tentados, son nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan. Los malos deseos nos llevan a pecar; y cuando vivimos sólo para hacer lo malo, lo único que nos espera es la muerte eterna”.
Santiago 1:13-15

martes, 8 de mayo de 2012

Diez pasos para aprovechar mejor tu tiempo

Pablo nos recuerda: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:15-16).
1- Reconoce que la postergación es la asesina de la motivación (Pr. 21:25).
2- Pídele a Dios sabiduría en el manejo de tu tiempo y colócate metas (Ec. 8:6).
3- Manten una agenda con todos tus horarios y con el detalle de aquello que haces. (Ec. 3:17).
4- No inviertas tiempo en lo insignificante. Cada día enumera las cinco tareas más importantes y realízalas en ese orden (Pr. 28:19).
5- Se realista del tiempo que te toma terminar cada proyecto (Lc. 14:28-29).
6- No te sientas culpable, si no puedes completar todas las tareas en un día (He.10:35-36).
7- Evalúa el diálogo que tienes contigo mismo, cuando se estanca en las tareas diarias o cuando no llegas a cumplir tus objetivos (Sal. 19:14).
8- Si no sabes cómo disciplinarte y usar bien tu tiempo, pídale a un amigo o consejero que te ayude, también observa y sige buenos ejemplos (Pr. 12:15).
9- Somete tu vida a Cristo, entrégale el control total de ella (Gá. 2:20).
10- Pida al Señor su provisión de todo cuanto necesitas, vive por fe y así podrás usar más y mejor tiempo para Él (2 P. 1:3-4).

¿SIN AUTORIDAD?

Ve a la hormiga,...y sé sabio; la cual no teniendo capitán,...recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. - Proverbios 6:6-8
Cuando el pórtico detrás de mi casa empezó a derrumbarse, me di cuenta de que yo mismo no podría repararlo. Entonces, hice algunas llamadas, me dieron algunos presupuestos y escogí un constructor para que hiciera uno nuevo. Cuando terminó el trabajo, observé detenidamente la obra y vi algunos inconvenientes. Para tener una segunda opinión, llamé al inspector de construcciones local y me encontré con una sorpresa: el hombre había hecho el trabajo sin un permiso de construcción. Al trabajar sin supervisación oficial, había transgredido muchos puntos del código de edificación.
Este incidente me recuerda una verdad importante (que no se refiere a tener el permiso de construcción) "Si no rendimos cuentas a una autoridad, solemos trabajar sin dar lo mejor de nosotros mismos". En las Escrituras, vemos que Jesús explica este principio mediante dos parábolas: Mateo 24:45-51 y 25:14-30, en ambos casos, al menos un trabajador sin supervisación, fracasó cuando el amo no estaba, luego vemos un enfoque diferente en Proverbios 6, donde aparece el ejemplo de la hormiga que trabaja bien sin un supervisor visible, por naturaleza, hace su tarea sin que la controlen.
¿Y qué sucede con nosotros? ¿Solo trabajamos bien cuando alguien nos observa? ¿O reconocemos que todo nuestro servicio es para Dios y, entonces, damos lo mejor todo el tiempo aunque ninguna autoridad humana nos esté vigilando?