Y nosotros
persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.
Hechos 6:4
Vivimos en
tiempos cuando la iglesia y el mundo necesitan más que nunca de la
Palabra de Dios. En el
tiempo de la iglesia primitiva, los Apóstoles se dieron cuenta que
necesitaban tiempo para dedicarse al “ministerio de la Palabra”.
Ellos entendieron que esa tarea era de suma importancia y no podían
dejarla de lado para dedicarse a otros asuntos que aunque de importancia,
robarían tiempo a lo más necesario “el ministerio de la Palabra”.
Los Apóstoles escogieron siete varones capacitados para que
ayudaran sirviendo a las mesas mientras ellos seguían “sin descuidar”
su llamado. Que buen
ejemplo a seguir. Hoy día
son muchos los líderes que se envuelven en tantas cosas que se olvidan
de que su “llamado” al ministerio es primordialmente el de la
palabra.
La Palabra de
Dios es la Escritura:
En tiempos
pasados era común decir que el predicador iba a “exponer la palabra
de Dios”. El predicador
leía un verso o porción de la Escritura y luego ‘exponía’ la
palabra al pueblo de Dios. Este
método es poderoso porque nos trae la palabra de Dios al presente.
Nos enseña y nos prepara con verdades espirituales tomadas de la
Biblia y que podemos aplicar a nuestra vida.
Pero ahora muy poco se “expone” la palabra.
Muchos predicadores pasan tiempo trayendo anécdotas, cuentos e
historias que aunque a veces tienen buenas enseñanzas morales en
realidad nada tienen que ver con la Biblia.
El problema es que a las personas no les interesa mucho oír la
palabra de Dios, les aburre y les cansa y por eso los predicadores han
buscado formas de ‘ajustar’ su mensaje al oído de los oyentes.
Pero la Biblia dice “la fe viene por el oír y el oír por
la palabra de Dios”. Si
lo que predicamos no es “palabra de Dios” no podemos esperar que las
personas reciban la fe en Dios que es tan importante para la salvación
del alma. La Biblia dice
que “sin fe es IMPOSIBLE agradar a Dios” (Heb. 11:6a) y también
dice que “es necesario que el que se acerca a Dios ‘CREA’ que
la hay y que es galardonador de los que le buscan”(Heb. 11:6b). Si la fe es tan importante, y la fe viene “por oír la
palabra de Dios”, estamos haciendo un daño muy grande si no
exponemos la iglesia y al mundo a la Palabra de Dios.
La
Escritura es Suficiente
Existen personas que piensan
que la Biblia es suficiente pero hace falta algo más.
Lo cierto es que si la Biblia es suficiente no hace falta algo más
y si hace falta algo más la Biblia no es suficiente. Por ejemplo, aunque la Biblia dice que “hay un solo
mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Tim
2:5), a los Católicos se les enseña que deben buscar la ‘mediación’
de Maria. Ellos creen en
“Cristo y en Maria”. Recuerdo
que una vez visité una parroquia Católica muy famosa aquí en la
ciudad y en la parte del frente, en el medio tenían un muñequita
llamada “la Caridad del Cobre”. Esa es la patrona de Cuba.
Muy cerca de aquel lugar donde las personas se acercaban a hacer
sus peticiones y rezos había un letrero que decía “A Dios Padre
por medio de Cristo a través de Maria”.
De verdad me llamó la atención aquel letrero.
Los líderes Católicos engañan a sus seguidores al hacerles
pensar que ‘necesitan’ a Maria de intercesora para llegar a Cristo y
que Cristo llegue a Dios. Lo
cierto es que la Biblia no dice NADA de eso en ninguna parte.
Cristo es ‘suficiente’ intermediario ¡y punto!
Él es único mediador y es único abogado para nosotros ante el
Padre.
Interesantemente muchos Evangélicos
tienen una mentalidad igual a la de los Católicos.
Para ellos la Biblia es suficiente pero también hacen falta “profetas”.
Ellos creen en "la Biblia y el profeta", para ellos los
profetas "complementan" la Biblia.
Por eso corren de acá para allá buscando “una palabra” de
algún profeta u hombre de Dios. Cuando
a algunos no les gusta lo que la Biblia dice con respecto a algo, ellos
salen buscando a ver quien es el "profeta de Dios", el
"pastor", "teólogo" o "ministro" que le
diga lo que quieren escuchar y cuando lo encuentran lo aceptan y
desechan TODO lo que ya Dios ha dicho en Su Palabra.
Recuerdo el caso de una joven que estaba deseosa de casarse con
un muchacho. Ese muchacho
había estaba separado de su esposa aunque todavía no se había
divorciado. Ella me pidió
un consejo y simplemente le dije “si te casas con él, cometerás
adulterio”, eso es lo que dice la Palabra de Dios.
No pasó mucho tiempo cuando me enteré que un “hombre de Dios”
le dijo que no había problemas y que sí se podía casar con aquel
hombre y se casó con él.
Hoy ya están divorciados.
Los profetas tienen una labor
dentro del cuerpo de Cristo. De la misma manera que en el pasado los
profetas traían al pueblo la palabra de Dios que ya Dios había escrito,
los profetas simplemente ‘repetían’ al pueblo lo que ya Dios había
dicho. Tenemos las historias de los profetas Jeremías, Isaías, Amós,
etc. Estos hombres de Dios
fueron levantados para “profetizar al pueblo”.
Ellos simplemente repetían lo que Dios había dicho en su ley
que sucedería si desobedecían sus mandamientos.
Dios les dijo en la ley que si desobedecían ellos serían
llevados cautivos a una tierra lejana.
. Los profetas repetían
ese mismo mensaje.
Nosotros creemos en el
ministerio profético. La
Biblia dice que Dios ha dado el “don de profecía” (1 Cor. 12). Pero los profetas de hoy tienen una labor muy importante
dentro del pueblo de Dios.
1 Corintios 14
3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación
y consolación.
Los profetas deben de repetir y
confirmar con sus palabras lo que Dios ha dicho en la Biblia. El profeta está puesto para “exhortar” conforme a la
Biblia, para “edificar” conforme a la Palabra de Dios” y para
“consolación” de acuerdo a las Escrituras.
Dios puede usar a alguien para ‘advertirnos’ de algún
peligro o dirigirnos en alguna situación muy particular pero esos casos
son muy especiales fuera de lo común. Si escuchamos la voz de Dios y
nos dejamos guiar por su Palabra, el mismo Dios nos dirigirá en lo que
hemos de hacer.
Los "ministerios proféticos"
han crecido muchísimo durante estos últimos días y la razón es
porque los "cristianos" no creen en lo que dice la Biblia o no
creen que es suficiente. Si creyeran lo que la Biblia dice no irían
en busca del "profeta" o la "profetiza". Estar en
busca de "una palabra profética" no es señal de fe sino de
incredulidad y desconfianza en la Palabra de Dios. Si buscamos
‘profecía’ hacemos bien en escuchar lo que la Biblia dice respecto
a eso. El Apóstol Pedro
declara:
2 Pedro 1:18-21
19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis
bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,
hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros
corazones; 20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la
Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía
fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Algunos profetas como Daniel,
Ezequiel y el mismo Joel recibieron ‘visiones’ para el tiempo futuro
que están escritas en la palabra, la Biblia. Los Profetas de la
Iglesia primitiva recibían 'revelaciones' para la iglesia las cuales
debían ser consideradas por los líderes de la congregación. (1 Cor.
14). Ellos no contaban con el Nuevo Testamento completo como lo
tenemos hoy. Pero ya no hay más 'revelaciones'. No
hay más revelación profética de importancia para el pueblo de Dios.
Todo lo que Dios quiere que sepamos en cuanto al futuro está en
su Palabra. Cristo dijo “si alguno oye mis palabras y las hace
le compararé con un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca”.
Las palabras de Cristo están escritas en la Biblia y por eso es “la
Palabra de Dios”. Todo lo que Dios quiere que sepamos está escrito en las páginas
de la Biblia. La Biblia está
completa y no le hace falta nada. La
Biblia es nuestra guía y nuestra única y suficiente regla de fe y
conducta:
2 Timoteo 3:15-17
15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Literalmente, la Biblia es
‘aliento de Dios’ y contiene ‘TODO’ lo que
necesitamos para tener vidas “perfectas” ante Dios y con los
hombres. En las Sagradas
Escrituras encontramos TODO
lo necesario para:
1. salvación
(vs. 15)
2. nuestro
conocimiento (nos enseña – vs. 16)
3. nuestra
disciplina (nos redarguye – vs. 16)
4. nuestro
proceder (nos corrige –vs. 16)
5. nuestro
comportamiento con los demás (nos instruye en justicia – vs. 16)
6. nuestro
ministerio (nos prepara para toda buena obra – vs. 17)
¿Cuáles son las cosas de
importancia en la vida?
¨ ¿Si deseas
saber cómo ser salvo? La Biblia nos da testimonio de Cristo. Cristo es
el centro de la Biblia. Ahí tenemos todo lo que nos hace falta
para alcanzar la salvación.
¨ ¿Si deseas
saber cómo manejar las finanzas? La Biblia nos instruye como hacerlo.
¨ ¿Si
quieres saber con quien casarte? La Biblia te dice “con quien quieras
siempre y cuando sea en el Señor”, “con propósitos puros” que
den gloria a Dios.
¨ ¿Sí
deseas saber si puedes hacer algo? La Biblia te dice que todo te es lícito,
aunque no todo te conviene.
¨ ¿Si deseas
saber que casa comprar? La Biblia te dice “la que puedas pagar”, no
como el hombre de la parábola que comenzó a construir una casa y no
pudo terminarla porque le faltó dinero.
¨ ¿Si deseas
saber a que país, estado o ciudad mudarte? Al lugar donde puedas dar
gloria a Dios con más libertad y ser de mayor bendición a la obra.
¨ ¿Si deseas
saber donde trabajar? En el lugar donde Dios te abra la puerta y
donde puedas hacer un buen trabajo poniendo el nombre de Cristo en alto.
La lista sigue pero para todo
hay respuesta en la Biblia. Usted
se sorprenderá de todo lo que la Biblia dice que es relevante para
AHORA MISMO. El periódico
de ayer no sirve hoy pero la Biblia no pasa de moda.
Siempre está al día. Es la “Palabra de Dios” ¡Gloria a
Dios!
Hace falta que "con más diligencia
atendamos a las cosas que hemos oído no sea que nos deslicemos".
(Heb. 2:1). Si fracasamos en alguna área de nuestra vida, sea en la que
sea, es porque no hemos atendido a las cosas que debemos atender.
Lo triste de los deslices es que nunca ocurren “solos”.
Siempre arrastran a otros con ellos y hacen mucho daño no
solamente a los que caen sino a los que le rodean.
Debemos de estar siempre prestos para ESCUCHAR la
palabra de Dios cuando es predicada.
Algunas personas no piensan en la importancia de ‘escuchar’
la predicación de la Biblia. Pero el pueblo de Dios tenía mandamiento
de que escuchara la predicación (la exposición) de la Palabra de Dios
de parte del Sumo Sacerdote y los Maestros de la ley.
Es muy importante escuchar la Biblia.
NO pienses que no lo es - recuerda "la fe viene por el
oír y el oír por la palabra de Dios".
Hoy más que nunca debemos
de escudriñar y estudiar la Escritura.
En ella y por ella podremos ser verdaderamente victoriosos en
nuestra vida. El pueblo de
Israel “pereció por falta de conocimiento... porque desechó el
conocimiento” (Oseas 4:6).
Pero cuando ponemos la atención debida a la Palabra sabremos lo
que Dios quiere que sepamos. La
Biblia nos da conocimiento de Dios.
La Palabra es:
- Fuego (Jeremías 5:14)
- Espada (Hebreos 4:12, Efesios 6:17)
- Martillo (Jeremías 23:29)
- Semilla (Lucas8:11; 1 Pedro 1:23)
- Leche (1 Pedro 2:2)
- Carne (Hebreos 5:12-14)
- Luz (Salmo 119:105)
- Espejo (Santiago 1:23-25)
- Poder (Hechos 20:32)
- Vida (Juan 6:63, 68)
¿Que hacer con la Palabra
de Dios?
- Comerla espiritualmente para crecimiento
espiritual (Jeremías 15:16)
- Leerla diariamente para beneficio
personal.
- Cuestionarla:
- ¿Que porción de la lectura sobresale
para mí?
- ¿Porque esta porción ha tomado mi
atención?
- ¿Hay algún ejemplo que debo seguir?
- ¿Hay algún error que debo evitar?
- ¿Hay algo que debo hacer?
- ¿Hay alguna promesa que debo reclamar?
- ¿Hay algún pecado que debo confesar?
- Medítela para poner por práctica (Josué
1:8)
- Planéala, hágala parte de su plan diario.
- Ore para que reciba entendimiento al
estudiarla.
- Compártala con otros para que reciban
bendición y salud espiritual.
- ¡Vívala! De manera que transforme su
proceder y refleje a Cristo en su vida.